La misión de los cuentos (contribuir al crecimiento interno del niño), será plenamente efectiva cuando éstos son lo suficientemente atractivos como para que el niño se comprometa con ellos y así comenzar el proceso de crecimiento( nos convence por el atractivo resultado de los sucesos, que nos tienta, y por el llamamiento que hace a nuestra imaginación. Además algunos, como La Cenicienta, bajo el contenido básico y superficial se encuentra una complejidad subyacente lo que hace despertar un mayor interés).
Este proceso comienza con la lucha hacia los padres y el temor a la madurez y finaliza cuando el adolescente adquiere una madurez moral (discernir de la bondad de las situaciones, actuaciones, etc) y una independencia emocional (ser capaz de identificar y mostrar tus propios sentimientos) en el caso de los cuentos morales y confianza en uno mismo para llegar a conseguir deseos que en principio parecen inalcanzables, en el caso de los cuentos amorales.
Los cuentos son terapéuticos porque el lector encuentra sus propias soluciones mediante la repercusión que la historia tiene en su propia vida.
El libro nos indica que los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, ya que éstos tratan problemas humanos universales y estas historias calan en el niño, concretamente en su pequeño yo en formación, estimulando su desarrollo y al mismo tiempo liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones.
Los cuentos de hadas transmiten a los niños que la lucha ante las dificultades de la vida son inevitables y por ello debemos aprender a superarlas con éxito, no a evitarlas y no como ocurre en los cuentos modernos, en los que se evitan los problemas existenciales que nos ayudan a nuestro desarrollo personal.
También hay que tener en cuenta que la contribución de los cuentos depende de la edad, sexo y estadio de desarrollo que posee el niño e incluso del énfasis que se le otorga al relato de la historia.
Nos ayudan a realizarnos en las distintas etapas o periodos, mediante símbolos y personajes prototípicos que llegan en primera instancia al subconsciente del niño, a través del cual él lo asimilará dependiendo de su estado psicológico y necesidades. Además estos permiten al niño expresar y superar sus temores, ayudándole a no basarse en el principio del placer y actuar conforme al yo según lo aprendido en los relatos, tanto positivo como negativo.
En los mitos (el de Edipo, Hércules, Teseo, etc) el sentimiento principal es único (no habrá ocurrido a ningún otra persona ni de ningún otro modo, y los héroes míticos se presentan sobrenaturales, lo que ayuda a que el niño se sienta menos abrumado) y se presentan hechos que se describen como tal (naturales), al contrario que en los cuentos de hadas (personajes tipificados que se repiten en las historias, relatos parecidos con casi las mismas intenciones, etc) y estos se muestran como fantásticos e improbables. Y el cuento de hadas no nos enfrenta directamente ni nos dice abiertamente qué es lo que hemos de escoger, sino que ayuda a los niños a desarrollar su conciencia a través del contenido de la historia. Además el final es contrapuesto, pues en los mitos es trágico y pesimista, y en los cuentos de hadas feliz y optimista.
Aclarando que ellos realmente no son admonitorios (como podría ser una fábula), es decir, que estos no nos provocan una gran ansiedad para que esta nos haga actuar de modo correcto con el fin de no perjudicarnos. Estos proyectan una personalidad ideal que actúa con las demandas del super-yo, mientras que los cuentos de hadas representan una integración del yo que permite una satisfacción adecuada de los deseos del ello.
Al plasmar en imágenes fantásticas lo que el niño experimenta en su interior, la historia consigue que el niño la vea como una cualidad de verdad.
Las historias de los cuentos de hadas se podrían dividir en dos grupos: el grupo en el que el niño reacciona sólo de modo inconsciente a la vedad inherente del relato, sin poder verbalizar sus impresiones; y el otro en el que el niño capta, a nivel preconsciente o consciente el verdadero sentido y por lo tanto puede comentarlo, aunque en realidad no quiere manifestar lo que sabe.
En el cuento de “El pescador y el Genio” el niño aprende la necesidad de poseer una buena tolerancia a la frustración, que debemos mantener una buena capacidad de esfuerzo y no tirar la toalla a la primera de cambio y por último que si utilizamos bien nuestros propios recursos y medios, siendo astutos, conseguiremos las metas que nos propongamos.
La asimilación de “los tres cerditos” supone para el niño el aprendizaje de las ventajas del crecimiento intelectual y físico, así como que debemos estar alerta y esforzarnos para conseguir una recompensa, aunque ésta sea a largo plazo.
En “la reina de las abejas” el niño aprende a distinguir el concepto de equidad, dando lo que corresponde a cada uno. Por otro lado aprenden que pueden llegar a ser héroes a través de la cooperación con otras partes implicadas, en este caso con los patos, hormigas y abejas.
En el cuento de “los dos hermanitos” representa la manera de integrar la personalidad de una forma diferente a la reina de las abejas. El niño aprende a reconocer sus procesos internos y así aclarar la confusión producida por una dualidad. Por último el niño aprende a adaptarse ante situaciones novedosas, bien sean negativas (el abandono de la casa paterna) bien positivas (la creación de la propia familia).
“Simbad el marino y Simbad el cargador” ayuda al niño a conocerse mejor interiormente y le hace ver las ventajas que obtenemos cuando integramos los aspectos discordantes de nuestra personalidad. No obstante destacar que al formar parte de “Las mil y una noches” el lector se siente decepcionado al no tener el final esperado. Está realizado así para dar continuidad a las siguientes noches.
“Los tres lenguajes” aporta al niño la visión de la evolución personal hasta llegar a la adolescencia, etapa en la que tiene que aprender a pensar, sentir y luchar por uno mismo, comprendiendo todos los elementos del mundo (tierra, agua y aire) y de nuestro interior (ello, yo y super yo).
En el cuento de “Las tres plumas” se desprende el aprendizaje del aprovechamiento de los recursos cuando somos capaces de atender a nuestro inconsciente. Pese a que un niño inteligente se encuentre en un entorno que le trata como a un inútil, saldrá victorioso ante situaciones novedosas para él utilizando sus recursos.
“La guardadora de gansos” enseña al niño el aprendizaje de ser uno mismo para conseguir plena autonomía y construir su propio destino.
2.4 Introducción de los cuentos y estudio de personajes:
Los personajes expresan las naturalezas dispares de las tres instancias psíquicas
(ello, yo y super-yo) encarnadas en personajes diferentes: un hada buena que representa los pensamientos generosos; los impulsos destructivos del niño son concentrados en una bruja malvada; y sus temores, a través de un lobo hambriento.
Estos personajes o son buenos o son malos, no son ambivalentes, no son buenos y malos al mismo tiempo.
Incluso, muchas veces, uno de los padres es bueno y el otro es malo (es el caso de Hansel y Gretel, o de Cenicienta, que se enfrenta a su madrastra, quien la somete a limpiar día y noche, mientras que su padre no se da cuenta de esa situación y ama a su hija incondicionalmente).
- CAPERUCITA ROJA:
Gracias a la violencia que expone, ayuda a niño a entender que el mundo no es fácil, que para evitar lo que temes, debes enfrentarte a ello. También advierte de que si uno se guía por el principio del placer y su yo, acabará por encontrarse con las consecuencias.
Este contrapone madurez oral del niño controlado con los instintos principales.
La niña necesitaba temporalmente desviarse del camino recto, desafiando a su madre y al super-yo, para alcanzar un estado superior de organización de la personalidad.
Caperucita roja perdió su inocencia infantil al encontrarse con los peligros que su deseos pueden acarrear.
Caperucita roja: es una niña encantadora e inocente, cuyo nombre proviene de la caperuza roja que siempre llevaba porque le sentaba muy bien, y además se la había hecho su abuelita con la que tenía un fuerte vínculo, ya que ésta en el cuento representa, aunque sin ser uno de los puntos de apoyo más importante, a su propia madre. Ambas dos son comidas por el lobo, hecho muy relevante ya que este es de gran impacto para el subconsciente de un niño.
Caperucita está dominada por el ello, a pesar de que se le advierte que no se desvíe de su camino y no se entretenga con las flores, ella no duda en hacerlo. Por una parte esto puede responder a que es infantil y despreocupada, además de que esta dominada como ya he expuesto antes por el ello, por lo que, como cualquier niño, tiene interés y curiosidad por las cosas. Pero por otro lado, se puede interpretar como que ésta no quiere llegar realmente a la casa de su abuelita. Hay que recalcar también que Caperucita sólo deja el principio del placer cuando, por ejemplo, no puede coger más flores, y es entonces cuando se da cuenta de sus obligaciones.
La casa de Caperucita no carece de nada, y ella, puesto que ha pasado ya la fijación oral, lo comparte todo con su abuelita llevándole comida.
El mundo externo no representa para ella un peligro.
Parece que está entrando en la pubertad, ya que, en unas ocasiones da la impresión de que quiere que la seduzcan (como cuando el lobo, aunque ella crea que es su abuelita, le pide que se meta en la cama con él), y en otras parece que le de miedo el enfrentarse a ello como acto de maduración (como cuanto se encuentra al lobo y le da la dirección de su abuelita, dando a entender que este se debe de ir con su abuelita porque es más madura que ella y puede afrontar lo que el lobo requiere). Esta nunca rechaza ni hace ningún movimiento para escapar u oponerse a ello.
Caperucita muestra algunos problemas cruciales que una niña en esa edad debe de resolver si las fijaciones edípticas siguen en el inconsciente, ya que harán que se enfrente a la posibilidad de ser seducida.
Tras haber sido sacada de la barriga del lobo, ya no es una niña y vuelve a la vida convertida en una doncella.
Caperucita roja externaliza los procesos internos del niño que ha llegado a la pubertad
Abuelita: es una señora mayor cariñosa y afable, aunque no es del todo cierto porque, para caperucita, ésta debería representar una figura sólida que la proteja y no lo hace, al contrario, cede a sus propias necesidades sin tener en cuenta lo que le conviene a la niña. Además la abuelita muestra su atracción hacia los hombres y se la transmite a Caperucita dándole una atractiva capa roja (que representa las emociones violentas, sobretodo de tipo sexual).
Cazador: Este representa la figura paterna, fuerte y responsable que salva a Caperucita y a la abuela de la tripa del lobo. Tiene gran importancia en el desenlace del cuento. Es un personaje atractivo tanto para niñas como para niños porque salva al bueno y castiga al malo. Este no se deja llevar por sus emociones, puesto que no mata directamente al lobo, sino que se controla y su yo vence a pesar de los impulsos de ello reprimiéndose y cortando con unas tijeras la barriga del lobo.
Lobo: es un animal mentiroso y egoísta.
Se come a la abuelita aunque ella aparentemente no le ha hecho nada, ni se ha comportado en el cuento de manera malvada, como para que este actúe de esa manera, por lo que se puede pensar que este lo hace con el fin de posteriormente poderse comer a Caperucita, ya que sino no hubiera podido. También existe una interpretación de que no se come a Caperucita en el bosque, porque primero quiere acostarse con ella.
No obstante, en otros cuentos se le trata como una metáfora por lo que pierde gran parte de su potencial ya que no deja nada a la imaginación.
Representa, además de la seducción masculina, las tendencias asociales y primitivas que hay dentro de cada uno de nosotros.
El lobo es la externalizacion de la maldad que el niño experimenta cuando actúa contrariamente a las advertencias de sus padres y se permite tentar o ser tentado en el aspecto sexual.
- LA BELLA DURMIENTE:
Al llegar e este estado, pierde su inocencia por lo que tendrá que aprender a tener seguridad y vencer sus temores y angustias (representadas, por ejemplo, por animales).
Además simboliza también la pasividad con respecto al sexo, es decir, que en él se da a entender que no hay que tener prisa respecto al sexo, y que no por esta espera las relaciones serán menos satisfactorias.
A parte de las connotaciones y símbolos sexuales, las asociaciones más importantes que representa en el inconsciente del niño se refieren a la menstruación(la “maldición”que sufre la muchacha y el muchacho aunque de distinta forma), observándose en el cuento al caer en un profundo sueño, que se produce como defensa a un contacto sexual prematuro. Al esta alcanzar la plena madurez sexual y, con ello, los 100años de maldición, estará lista para su pretendiente. Aunque este prolongado letargo también tiene otras connotaciones. Al igual que pasa en Blancanieves, que en el ataúd de cristal (o cama en el otro caso) este periodo que el adolescente sufre, es solo eso, un sueño.
Este produce en el niño, por un lado, el logro de la identidad y concordancia entre el ello, el yo, y el super-yo (en la edad temprana del niño), y por otra, una concepción mayor y más rica que se convertirá en el logro de la armonía con el otro para que ambos vivan felices (a partir de la pubertad).
Por lo tanto, este cuento trata, fundamentalmente, el desarrollo de una mujer (autorrealización, menstruación, enamoramiento, relaciones, etc.), en el que el punto culminante para esta es el periodo de letargo (sin el no llegara a conseguirlo).
La bella durmiente: es una adolescente, cuyos padres intentan detener su florecimiento sexual, aunque este se desarrolle inevitablemente, y se encuentra simbolizado en este cuento por todos los años que la muchacha se encuentra “dormida” (que son el proceso de maduración desde el despertar sexual hasta la unión con el príncipe. No obstante, hay que detallar que generalmente en los cuentos de hadas esta unión significa más bien una conjunción de mente y espíritu en la pareja, que una unión de deseo puramente sexual).
La madre: es un personaje verdaderamente importante, pues se representa como la(s) hada(s); está disociada en su aspecto bueno y malo.
La madre (o madrastra) se utiliza en el cuento como una representación del mal, con el fin de que este sea eliminado para que así se desarrolle el bien y, con él, la felicidad.
El príncipe: este es el amante que da el beso a la bella durmiente, el cual rompe el hechizo, produciendo el paso de doncella a mujer.
- LA CENICIENTA:
En la Cenicienta, como en otros cuentos de hadas, permite explicar y aceptar los problemas que uno no desearía que existiera entre los hermanos, representados como hermanastros, aunque también puede generar sentimientos positivos, como en “los dos hermanitos”.
Además Cenicienta no recibe ninguna gratificación, cada vez se le exige más y más, por lo que es niño lo plasmará en su propio conflicto aunque la posición con sus hermanos no parezca dar motivo para ello.
Aquí se ve representado el complejo de Edipo, en el que la niña se siente celosa al no poder estar con su amante (padre).
Este cuento es tan simple como Caperucita, pues trata de los sufrimientos que la rivalidad fraterna origina, la realización de los deseos, del triunfo de todo lo humilde, del reconocimiento del mérito aunque se encuentre oculto (como en Cenicienta con harapos), de la virtud recompensada y del castigo malvado, aunque debemos añadir que a pesar de todo este contenido superficial se encuentran muchos otros detalles que ayudan a nuestras asociaciones inconscientes.
Esta historia pertenece, como ya e expuesto antes, al tipo de historias en las que el niño se jacta de los que se dice realmente en el cuento pero no quiere contarlo, ya que algunos niños al comienzo de leer la obra piensan que los que le sucede a Cenicienta se lo merece pues éstos opinan igual de sí mismos, aunque no quieren que nadie lo sepa y así en el desenlace, cuando la heroína sale airosa del conflicto estos esperan que les suceda lo mismo.
Uno de los mayores atractivos de este cuento es la confianza que nos da la sinceridad de Cenicienta, pues el niño, así, pretende que creamos en la suya.
Cenicienta: es degradada y menospreciada tanto por sus hermanas (rivalidad fraterna) como por su madre. Aunque no se nos muestre que quiera que desaparezca su madre o madrastra, la historia ya la plantea como la mala y el objeto que la tendrá que vencer para que, finalmente se desarrolle el final feliz.
Madrastra: esta se presenta como con dos dualidades: un personaje bueno, y malo.
El primero responde a que Cenicienta la ve como la madre que nunca murió, buena y bondadosa, y el segundo como la posterior mujer que engañó a su padre para casarse con él y la cual le amarga la existencia superponiendo sus principios y los de sus hijas (las hermanastras) a los suyos propios.
Hermanastras: la función de estos personajes es que el niño no se sienta culpable al desear que les ocurran las cosas malas que él desea a sus hermanastras, puesto que estará totalmente justificado al ser estas crueles y despiadadas.
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